jueves, 30 de diciembre de 2010

Capítulo 2. Parte 9.

Limusina.

Nos empujan bruscamente e incluso nos hacen daño.

Ella le da un capón a uno que estaba bastante regordete.

-¡Cómo se te ocurre tocarme el culo! ¡Estás muerto! Primero venís, con todo lo que está pasando, nos soltáis cuatro gilipolleces, nos echáis de nuestro propio refugio y luego nos acosáis sexualmente.

-Solo a ti-dice Pura.

Ella fulmina a Pura con la mirada y intenta entrar otra vez en el refugio. Cuatro guardianes la atrapan, uno saca un trozo de cuerda y le ata las manos y las piernas para inmovilizarla.

¡No pueden hacer eso! Pero a la que me doy cuenta me están cogiendo por la espalda y atándome las piernas.

¿Nos están secuestrando? Joder, si no teníamos suficiente con un puñado de zombies, ahora tenemos a estos locos.

El hombre que me tiene agarrado por la espalda me susurra algo al oído.

-No os preocupéis. El señor nos dijo que no aceptaba un no como respuesta.

Parece que están esperando a alguien, o a algo, pero no pasa nada, ni viene nadie.

¿Por qué nos secuestran? Ojalá venga un zombie y se los coma. A parte de desear que estos extraños hombres desaparezcan, siento curiosidad. Sé que debería estar asustado, pero no lo estoy. Los zombies están haciéndome una persona más valiente.

La espera se hace eterna, pero nadie dice nada, para evitar que los locos estos se pongan a decir sus estupideces.

Oímos rugir un motor y el sonido de ruedas arrastrándose por tierra húmeda. Es una limusina. Una limusina plateada con una luna muy cutre dibujada en el capó. Pese a ser muy cutre, es muy larga. Se para delante de nosotros.

-¿Lo veis? El señor de la Canción de La Luna nos quiere. ¡Mirad de lujo!-dice Nora.

Evito gritarle. Sería un gasto de energía innecesario.

Nos meten bruscamente en la parte de detrás de la limusina. Ni siquiera nos desatan, sin embargo los asientos son comodísimos. Viento y Nora están delante de mí. Yo estoy entre Pura y Ella.

La limusina arranca a una velocidad vertiginosa.

-¿Cómo creéis que será la guarida?-dice Nora.

-Basta ya con las gilipolleces, por favor. Esto no está pasando.-Dice Ella bruscamente.

-Espero que no nos lleven muy lejos, si no, no podremos volver a la casa.-digo.

-Creo que aunque nos dejen cerca… Será peligroso volver-dice Viento.

-¡Pero ahí lo teníamos todo! Yo creo que nos llevan para usarnos como cebo contra los zombies.-dice Ella.

Continuamos hablando todo el trayecto, y se nos hace corto.

Pasadas tres horas, la limusina se detiene. No puedo ver donde estamos porque tiene las lunas tintadas.

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