sábado, 18 de diciembre de 2010

Capítulo 2. Parte 6.

Disturbios.

Me levanto enseguida del sofá y miro por una pequeña rendija que hay entre dos maderas. Tengo a tres infectados delante. Me río, ya que están golpeando las ventanas con su cabeza. Golpean tan fuerte, que sus cráneos se han roto.

-Cuánto aguante-dice Nora.

Corro hacia otra ventana y asomo los ojos entre los pequeños recovecos de las maderas clavadas.

Hay una decena de zombies hambrientos de carne. Intento mantener la calma, pero los nervios pueden conmigo.

-¡HAZ ALGO! ¡HAZ ALGO!-grito a Viento.

-Claro, tu siéntate en el sofá mientras intento que no me coman el cerebro.

Admito que me he pasado, y que me merezco esa respuesta fría. No me tengo que enfadar como un crío, ahora no.

-Lo siento-digo, arrepentido.

Está claro que si salimos, nos comerán.

Una luz se enciende en el cerebro de Nora.

-Podría salir una persona de la cabaña…

-Sí…-decimos los tres.

-Esa persona podría llamar la atención de los aporreadores.

-Sí…

-Los aporreadores saldrán corriendo detrás de esa persona…

-Emmm… Sí…

-“Esa persona” los despistará y volverá a la casa, y los zombies, ¡Se perderán en el bosque!

-Tengo una pega-digo- ¿Y si no los despista?

-Seguramente acabarán comiéndole el cerebro.

Pura interviene.

-Voto por que sea Alex.

-¡¿YO?! ¿Por qué?

-Por tu comportamiento.

¿En serio me merezco esto? Creo que sí. Pero no quiero ofrecerme de cebo vivo. Ni por asomo.

-Si quieres lo hago yo-dice Viento.

-No, ya has hecho suficientes cosas por hoy. Saldré yo, correré un poquito y los despistaré. Tranquilos.

-Voy a ver a Ella-dice Nora.

Viento me acompaña hasta la salida trasera, por donde hemos salido con el quad.

-Por si pasa algo… Adiós, te echaré de menos.

Eso que ha dicho me ha puesto los pelos de punta.

Camino lentamente hacia la parte delantera de la casa, mis pasos hacen crujir las hojas muertas. Me planto delante de ellos y no me ven. Grito. Se giran lentamente y me examinan. Son bastante lentos. Comienzan a avanzar hacia mí lentamente. Yo voy alejándome lentamente al mismo tiempo.

Es muy sencillo, cuando estemos lejos de la casa, volveré corriendo. A lo lejos veo a viento armado con la última pistola que nos queda. Espero que no me pase nada.

Tras un largo instante, ya apenas puedo ver la casa.

De repente siento una presión en el hombro derecho. Miro y veo la cabeza de un zombie clavando sus dientes en mi hombro. Sólo me desgarra la sudadera, afortunadamente. El corazón me da un vuelco. Muerto de miedo, consigo empujar al infectado. Sin pensarlo me adentro en el bosque corriendo como nunca he corrido en mi vida. Me falta el oxígeno, me duelen los pies, y mi cabeza me sigue dando pinchazos a causa de la falta de sueño. Sin darme cuenta estoy de nuevo en la carretera. Miro en dirección a la ciudad, y veo que han colocado una gran barrera, parecida al muro, y han construido una especie de torretas militares. Extraño, ya que hace cuatro horas yo y Viento atravesábamos esa salida montados en el quad.

Decido acercarme.

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