viernes, 26 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 10.

Refugio.

Aquí está. Ante mí se alza la casa donde se supone que vamos a ocultarnos. La verdad es que me sorprende, porque me esperaba una cabañita cutre. Es parecida a un chalet rural hecho de piedra. Parece que tiene un pequeño ático en un nivel superior, pero por lo demás, es sólo una planta.

-Me encanta, es muy rústica-dice Nora con alegría.

-Me preocupa que deje de serlo cuando tapemos las ventanas con tablones de madera-digo.

A Viento se le ilumina la mirada, ya que adora los tópicos de las películas de zombies.

Cuando frenamos del todo la furgoneta, Viento baja primero e inspecciona la parte de atrás. Coge una caja de herramientas que nos van a servir de mucha utilidad.

-Creo que esta casa es lo mejor que nos ha pasado hoy. ¡El día ha sido una locura completa!

Nos acercamos con cautela hacia la puerta, ya que en cualquier momento podría aparecer un infectado.

Al llegar nos encontramos la puerta abierta.

-Raro-dice Nora.

Dentro está bastante oscuro a pesar de la luz que entra por las ventanas. Puedo distinguir un pequeño salón con un sofá, una mesa con sillas alrededor y un pequeño televisor. Al fondo de la reducida habitacón hay un escalón por el que se accede a un pasillo. El pasillo está totalmente a oscuras. No se puede ver nada.

-Buscad un interruptor o algo-les ordeno.

Avanzo un poco, pero tropiezo con algo del suelo, no consigo saber que es, porque Viento me agarra y dice de forma sarcástica:

-Mira bien donde pones tus pies.

Luego sonríe como un idiota, lo que me hace dar un suspiro de enfado y empiezo a ponerme mandón otra vez:

-A ver, ¡Tenemos que encontrar una dichosa luz ya!

Nora da un grito de alegría.

-¿Esto sirve?-pregunta mientras sostiene una linterna.

-¿Dónde lo has encontrado?

-Estaba encima de la mesa. Ay, no te pongas así, que das más miedo que un zombi…

-Nora tiene razón.

Me matan. En serio.

De repente se oyen golpes.

-¿Nora? ¿Paras ya?

-No soy yo, tonti.

-¿Entonces quién?

Los ruidos vienen del pasillo. Viento coge la linterna y se adentra en la oscuridad.

-¿Eh? ¡Eh!

Nora me agarra del brazo y me lleva al pasillo.

Viento está parado en medio. Lo único que se ve es el haz de la linterna.

Nora se queja del ruido, ya que está volviéndose más intenso por momentos. Es como una especie de golpes secos y fuertes, como si aporrearan madera.

Avanzamos paso a paso, despacio. Parece que por cada paso que damos, el dichoso ruidito aumenta.

El pasillo acaba en una puerta. Una puerta. Me va a dar un infarto, creo. Definitivamente aquello que produce el ruido está dentro.

-¿Abro?-Dice Viento

Nora y yo nos callamos. Viento abre.

Dentro hay una chica que está aporreando los muebles con un bate. Está realmente furiosa. Se queda mirándonos y dice de manera impertinente:

-¡¿QUÉ?!

FIN DEL PRIMER CAPÍTULO.

CAOS

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 9.

Cantando.

Viento intenta abrir la puerta de la furgoneta sin mucho éxito, le tiemblan demasiado las manos, y como no puede abrirla empieza a soltar risas tontas. Nora le aparta de un empujón.

-Más vale maña que fuerza. – dice. Y se saca una horquilla negra del bolsillo, la introduce en la oxidada cerradura y abre la puerta. Me siento como en una peli mala de acción. A qué mala hora le dije que sí…

-Eres increíble. – le dice Viento.

Si nos hubiéramos encontrado en otras circunstancias me habría reído de su cara de idiota, pero no era el momento.

-Sí, muy romántico, voy a echar la pota, aunque quizá tenga más suerte y me devore antes un maldito zombie. – No es muy agradable hacer de sujetavelas.

Mi intento de devolverles al presente funciona y entramos los tres en la furgoneta.

Viento arranca y dio marcha atrás. Golpeamos fuertemente un árbol. Hace un ruido muy fuerte, y rompe el cristal trasero.

-Ups.

-¡Podrías tener más cuidado! ¡Ahora van a venir en manada! ¿No piensas o qué?

Ah, me he enfadado.

Nora se pone roja de rabia y dice;

-¡Él no tiene la culpa! ¿Qué has hecho por nosotros últimamente? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?

Viento simplemente ríe.

-Tranquila Nora… Creo que tiene envidia de ti por estar sentada a mí lado.

-Ah claro-digo con un sarcasmo más grande que un campo de fútbol.

Me callo mientras veo cómo circulábamos por el bosque lentamente.

Un zombie pega su sangrienta cara en el cristal y nos sobresaltamos. Viento pisa a fondo el acelerador y atropella al zombie, que deja el parabrisas lleno de sangre.

No puedo evitar reírme. El hecho es que mi risa contagia a Nora y a Viento. No tengo que enfadarme tanto.

Diviso a lo lejos una pequeña casita, pero aun falta un buen trozo.

Nora enciende el aparato de música y suena una potente balada que habla de amor.

Se pone a cantar:

-AND I! WILL ALWAYS LOVE YOUU!!!!

Canta fatal, lo peor es que viento se le une. ¡Quiero morirme!

¡Zombie cómeme!-Digo.

Tras un momento musical, Viento se calla y dice:

-Ya hemos llegado. Bienvenidos a nuestro nuevo hogar.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 8.

Escapatoria.

Hay tres cosas de las que estoy completamente seguro. Primero, Viento es un ñoño. Segunda, una parte de él se muere por matar zombies. Y la tercera, yo deseo, de manera incondicional, irrevocable, implícita e infinita que siga vivo. Sin embargo, pienso que yo no duraré mucho, pero voy a intentarlo, intentando no ponerle en peligro a él.

Nora corre hacia nosotros y abraza a Viento.

-Estamos cerca de la salida de la ciudad-dice Viento.

-¿Crees que estaremos seguros en el bosque?

-Seguramente no habrá tanto muerto viviente por ahí no.

Hablando de muertos vivientes, los soldados se las han apañado bien, ya que ahora están ayudando a la gente y intentando curar a los heridos. Pero les resulta imposible reparar el vehículo.

-Vámonos de aquí-digo.

Nora y Viento me miran como si estuviera loco, pero creo que es mejor salir de esta ciudad infestada de zombies.

Corremos a toda prisa por las calles vacías. Viento lleva una escopeta en la mano y yo llevo dos pistolas, las otras armas se han quedado sin munición.

Tardamos poco rato en llegar a la salida de la ciudad. Más allá vemos una carretera que se introduce en un denso y oscuro bosque.

Es una locura, pero sigo creyendo que si salimos de la ciudad tendremos más posibilidades de sobrevivir que si nos quedamos.

Nuestros pasos se oyen mucho más fuertes cuando comenzamos a andar por la carretera que se introduce en el bosque.

-Me siento como en la Bruja de Blair-dice Nora.

Caminamos muy juntos, y nos sobresaltamos con cualquier ruido.

De repente, de entre los árboles aparece una persona arrastrándose sobre sí misma. Se arroja sobre Nora y dice:

-Ayúdadme.

Tiene mordeduras por todas partes. Nora le da una patada en la boca y sale corriendo a esconderse detrás de Viento.

Aparece una zombie de entre los árboles. Nos ve y emite un gruñido.

-Tiene hambre-digo.

Viento le dispara en la cara. Al hacer esto, el hombre empieza a sollozar y a gritar de manera horrible, como si estuviera agonizando.

No tenemos otra opción que dejarle ahí y seguir andando.

-Creo que por aquí habían casas, ¿No? Serían un buen escondite temporal.

Le miro. Tiene razón.

-Están un poco más adelante, pero tendremos que adentrarnos en el bosque.

-Llegaremos antes si corremos.

Parece mentira que en tan poco tiempo hayan pasado tantas cosas. Estoy agotado, y solo son las dos de la tarde. Eso me recuerda algo. No he comido nada.

Llegamos hasta un punto donde hay una pequeña señal de de madera que indica la dirección hacia una caseta del bosque.

El camino que tenemos que tomar es bastante siniestro.

De todas maneras, continuamos corriendo.

Vemos una furgoneta parada, pero no hay nadie en ella.

Entonces yo aprovecho la ocasión.

-Viento, ¿No te parece que iríamos más rápido en la furgoneta? ¡Tiene las llaves puestas!

-Mis habilidades de chofer profesional han aumentado considerablemente, así que, de acuerdo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 7.

Derribos.

¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Dos minutos? Parece una eternidad. Viento se suelta de Nora y dice:

-Voy a ayudarles.

Enseguida me enfado.

-Te han dicho que no salgas. ¿Quieres que te muerdan?

-¿Tienes miedo?

-Claro.

-Yo también, pero las cosas son así, no vamos a cambiar nada si nos quedamos aquí, dejando que los demás hagan todo el trabajo. Sabes que esta situación no tiene solución, y lo que hay que hacer es aceptarla, cosa que tú no has hecho.

Me callo, sé que debería decir algo, pero no me salen las palabras. No quiero que salga fuera, pero no puedo impedírselo. Nora lo coge de las manos.

-Yo también voy a salir.

Me apoyo en una de las paredes del camión, a punto de llorar, mientras Nora y Viento salen del camión. Pero yo tampoco permanezco mucho tiempo dentro, ya que nada más salen oigo disparos.

Fuera puedo ver como el vehículo militar había chocado contra una camioneta y un camión, pero podría haber sido peor, ya que hay varios coches aplastados contra un edificio, que ha quedado totalmente destrozado.

Varios infectados, que parecen ser trabajadores de la construcción, han cogido al soldado que nos explicó toda la situación y están devorándolo. Antes de que me vean, corro a toda prisa hacia donde están Viento y Nora. Nora está ayudando a unos niños que están atrapados en un coche, y viento está disparando a una veintena de zombies que salen de un edificio en construcción. Me acabo de dar cuenta de que aún no he matado a ningún zombie. No será por mucho tiempo. Le agarro una pistola a Viento y voy a por los que se estaban comiendo al soldado. Mi puntería es pésima, y la pistola tiene mucho retroceso. Los zombies notan mi presencia y vienen hacia mí, pero son muy lentos. Consigo dale a uno en el pecho, éste da un giro y cae al asfalto salpicándolo todo de sange.

-Qué bueno-dice Viento riéndose.

Nos colocamos espalda contra espalda, armas en alto. Él agarra mi brazo y lo coloca firmemente entre su brazo y su torso. No me puedo mover.

-¡Gira y dispara!

Todo queda muy peliculero. Nos movemos hacia los zombies, giramos en el sentido de las agujas del reloj y disparamos al mismo tiempo, como una ruleta mata-zombies.

-¡Cómo mola!-grita Nora.

Cuándo paramos de girar, los zombies ya están muertos.

-No quiero que te derrumbes. Si algo tenemos que hacer es intentar sacarle provecho a la situación. Nos van a seguir, pero nosotros seremos más rápidos.

-Si me derrumbo, podré elegir levantarme. ¿No?

Viento sonríe.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 6.

Rodando.

Viento y Nora han hecho buenas migas. A pesar de que puede que me vean cómo un insociable, me alejo de ellos. Estamos en un vehículo militar, de esos que salen en las películas. Nos encontramos en la parte trasera, donde hay una especie de asientos. Hay varios soldados con nosotros.

Salvo por Nora y Viento, todos estamos callados.

-Perdone-le dice Viento a un soldado-¿Qué es lo que ha causado el brote de infección?

El soldado debe de tener la edad de nuestros padres. Parece muy afectado por la situación.

-No tenemos bastante información aún, todo ha ocurrido demasiado deprisa. El brote comenzó hacia las tres de la madrugada del 13 de Noviembre de 2010, es decir, ayer. No se sabe su origen, y no comenzó en un continente en particular, si no en los cinco al mismo tiempo. Las autoridades creen que se trata de terrorismo, pero también puede haber sido una infección en la comida.

Viento asiente y pregunta;

-¿De qué formas te puedes contagiar?

- Depende de la edad y de la constitución física. Hemos recibido un informe que decía que los bebés, niños y adolescentes sois prácticamente inmunes, sólo os contagiáis por vía sanguínea, mientras que los adultos y ancianos también pueden contagiarse por vía respiratoria, aunque sólo si el nivel de agentes biológicos nocivos es muy elevado.

De repente imagino un mundo sin adultos. Sea cual sea el motivo de la infección, nos ha fastidiado y mucho. Si no lo controlan… puede que los humanos desaparezcamos.

Nora me llama. Voy hacia donde están y me siento entre los dos. No quiero que se hagan amigos y me dejen tirado.

-Lord Leonardo Federico Ernesto de Wellington me ha dicho que vaya con vosotros a partir de ahora. ¿Lord Leonardo Federico Ernesto de Wellington?

Estoy harto ya de los estúpidos nombrecitos.

¿Nora con nostros? Me parece bien, ya que sola no durará mucho… pero no la veo disparando con la escopeta.

-Vale-digo.

Nora se pone a dar grititos y a abrazar a Viento. “Viento” es el nombre que más me gusta.

Viento abre un poco las cortinas de la parte trasera del vehículo. Seguimos en la ciudad, pero estamos en las afueras. Veo como hay gente no infectada que huye en coches o que prepara sus casas como si de un huracán se tratase.

De repente, el vehículo da un movimiento muy brusco y caemos hacia atrás, se oye una explosión y un par de zombies intentan entrar por el hueco de atrás.

El estruendo de las ametralladoras estalla en mis oídos. El ataque es corto, ya que los zombies caen enseguida. Pero nos hemos parado. ¡Deberíamos estar circulando ya a toda pastilla! Los soldados salen del vehículo rápidamente, pero no disparan. Pasa el tiempo y yo me muero de miedo. La respiración de Nora es muy fuerte y rápida. Viento parece ser el más calmado de los tres. De repente un soldado asoma la cabeza de entre las cortinas

-No pasa nada, simplemente hemos chocado. ¿Dónde están los dos ancianos que había aquí?

Me había olvidado completamente de ellos. Pueden haber muerto ya, o peor, haberse convertido.

-Vamos a intentar solucionar el problema. No salgáis del camión, es una orden.

No pienso salir.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 5.

Llanto.

¡No quiero que me siga! No quiero que me vea llorando. El piensa que voy a ser fuerte, pero esto es demasiado para mí. Me meto en un callejón oscuro. Una mujer bastante grande se abalanza sobre mí, tiene la piel de la cara y el cuello totalmente desgarrada. No opongo resistencia, ya me da igual todo. Espero a que empiece a devorarme, pero en vez de eso, veo que Viento la levanta, le dispara en la cara, y la mujer cae al suelo.

Estoy sobre el suelo evitando mirarle a la cara.

-Si quieres ir solo, me da igual. Morirás antes.

Me levanto y le digo que lo siento.

De repente, un grupo de gente cruza la calle corriendo, abren una puerta de un garaje y se meten apresuradamente. Ni nos miran. Tiene que haber mucha gente atrincherada en sus casas. Espero que sea así.

-Deberíamos ir al supermercado, coger algo y escondernos.

-El problema será donde guardarlo.

De repente me acuerdo, mis llaves, mis libros, mi comida, mi dinero… todo está en mi mochila, y mi mochila está en un instituto lleno de zombies.

A Viento se le ocurre buscar un bolso o algo, o coger bolsas del supermercado. El supermercado está bastante lejos, así que empezamos a correr. Por ahora hay bastante calma en las calles, los zombies deben de haber arrasado ya esta zona, y seguirán por la zona del instituto.

Pero parece que haya pasado un huracán por la ciudad. Cristales rotos, mobiliario urbano destrozado, coches en llamas… Viento mantiene su arma en alto, pero yo estoy tranquilo.

Llegamos a una avenida bastante ancha. La atravesamos por el medio como si fuéramos los dueños, y entonces es cuando los vemos. Centenares de personas, que ya no son conscientes de nada, caminando hacia nosotros con un único propósito; comernos. Es imposible seguir vivo.

Estos no son tan lentos como los otros.

Cuando ya casi se nos echan encima, aparece un vehículo militar. El vehículo se coloca entre la horda de zombies y nosotros. Bajan unos cuantos hombres y abren fuego.

El estruendo es insoportable, incluso se oye como los cuerpos caen al suelo. No me esperaba que Viento me abrazara. Como si fuera a protegerme de algo. Una mujer con el uniforme militar nos hace subir al vehículo, a la parte posterior concretamente. Hay gente. Concretamente una pareja de ancianos y una chica que parece de mi edad. Su pelo es rubio oscuro, y sonríe de manera extraña.

-¡HOLA! Parece que nos vamos de viaje eh, ¿Dónde nos llevarán? Encantada de conoceros-dice mientras agita la mano de Viento-¡Lo que son las cosas! Y parecía un día tan tranquilo… Me llamo Nora, encantada de conoceros, otra vez.

Es demasiado… alegre. ¿No se da cuenta de la sangre y vísceras que hay por la calle?

-¿Cómo os llamáis?

-Me llamo Sombra, y este es Maquiavelo-dice Viento.

-¡Qué nombres más bonitos! Esta mañana estaba tan tranquila andando hacia el instituto, cuando unas personas se comieron a un gordo. ¡Pero Literalmente! No sabía donde meterme, y mira… cómo hemos acabado.

Nora mira a Viento y empiezan a entablar conversación, una conversación sin sentido, de la que me excluyen.

Va a ser un viaje muy largo.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 4.

Cortante.

La verdad es que no me he parado a pensar detenidamente en la situación en la que estoy metido. No quiero dejar que las cosas ocurran por sí mismas, quiero planificarlo todo y tomar decisiones. Pero no puedo, este problema es demasiado grave. ¿Cuántas personas de mi familia están bién?

Cojo el teléfono y llamó a mi madre.

-¿Mamá?

-¡MENOS MAL QUE ESTÁS BIÉN! ¡CARIÑO! ¿¡ESTÁS A SALVO!?

-Sí, estoy en una comisaría…

-GRACIAS A DIOS QUE ESTÁS BIEN…

-¿Dónde estás?

-Estoy en el colegio de tu hermana, hay mucha gente más conmigo, estamos todos bien.

Y se corta la conversación.

Me quedo mirando el teléfono, se le ha agotado la batería. -¡Aah! Te odio.

El policía que nos ha abierto la puerta entra en la habitación, va armado hasta los dientes.

-¿Cómo estáis? ¿Tenéis heridas?

Coge un brazo de Viento y comienza a inspeccionarlo.

-Estamos bien-digo mientras me levanto del sofá.

-Tenemos a unas siete personas arriba, ya se han instalado. Pero me temo que se nos acabará la comida pronto. Entonces tendremos que salir.

-¡No se preocupe!-dice Viento-Denos un arma y nosotros iremos al supermercado más cercano.

Y lo dice tan tranquilo.

-¿QUÉ?

-¿Prefieres salir fuera cuando las calles estén repletas de zombies?

Me callo y me vuelvo a sentar, cruzando los brazos. Enfadado. Odio esto. Es insoportable.

-Cuando te acostumbres a esto, te encantará.

-¿Eres tonto?

No debería de actuar así, pero es que me pone de los nervios.

De repente, interviene el policía.

-Me parece buena idea, avisaré a un compañero, cerraremos bien la comisaría e iremos a por la comida. Pero tranquilos, traeremos armas de sobra.

Este hombre también es tonto. No sé en qué establo le enseñaron a ser policía.

No me puedo creer que estemos a punto de salir de la comisaría. Llevo una escopeta en la mano, y una pistolera con una mágnum. Impresionante. Los dos policías llevan armas que ni sabía que existían, y Viento va igual de armado que yo.

-¿Habéis mirado por las cámaras si habían bichos?

-Todo despejado.

Se abre la puerta de golpe. La calle vacía. Salimos a toda prisa. Andamos en una formación extraña con forma de rombo.

Aparecen de la otra esquina unos cuantos zombies bastante lentos, deben de haber oído el estruendo que ha armado el agente. Esta gente es demasiado peliculera.

Son bastante lentos, pero nosotros nos hemos parado.

De entre ellos, aparece uno que corre como una flecha. Se mete en la comisaría.

Los policías van corriendo detrás de él para evitar el desastre, sin embargo Viento tira de mí una vez más.

-Como vuelvas a tirar de mí, te disparo en la cara.

Supongo que quiere que corra. Joder. Estábamos perfectamente en la comisaría. ¿Ahora donde iremos? El colegio donde se encuentra mi madre está demasiado lejos para ir andando, y todos los coches de estas calles están en siniestro total.

Viento dispara con una pequeña pistola a la cabeza de los zombies lentos. Caen como moscas al suelo. Me doy cuenta de que tengo que estar alerta, así que adopto un estado de apunte constante con mi escopeta.

-Deberíamos ir más rápido-digo.

-Deberíamos saber a dónde ir-dice Viento.

Una niña cruza la calle a toda velocidad. Llora desesperadamente.

-Pues vamos bien, si queremos sobrevivir deberíamos de tener las ideas claras.

Salgo corriendo hacia delante, y Viento no tiene más remedio que seguirme.

Capítulo 1. Parte 3.

Afilado.

Voy hacia la puerta, la empujo, pero no se abre. Está atascada, aunque seguramente la hayan atrancado a posta.

-No, no, no-esto es horrible.

El chico está sentado tan tranquilo en el bordillo de la acera.

Me apoyo contra la puerta y me quedo mirándolo. Es muy rarito, especial diría yo. Seguramente no tendrá muchos amigos.

-¿Cómo te llamas?-Le digo.

Se queda un momento pensando y su respuesta me hace reír por primera vez en todo el día.

-Viento.

Me enfado. ¿Qué pasa? ¿No se toma nada en serio o qué?

No aguanto más. Los zombies pueden llegar en cualquier momento y comernos, mientras unos estúpidos que están dentro de un edificio a salvo observan.

Golpeo la puerta y grito que no somos zombies, que estamos bien, y pido que nos abran.

Pasa un momento y abren la puerta. Viento llega hasta a mí y señala una pequeña cámara que hay en un lateral de la puerta. La puerta se abre muy poco y una voz masculina dice:

-Pasad.

Entramos. Parece que la policía ha hecho su trabajo. Las ventanas están cubiertas con maderos, como en las películas, y la puerta muy bien atrancada. Aunque no es que haya mucha gente. El hombre que nos ha abierto nos conduce hasta una pequeña sala donde hay un sofá parecido a los de las salas de espera de los hospitales.

-Esperad aquí-nos dice, y se va.

Me acuesto ocupando el sofá entero, y Viento se sienta en el suelo apoyando la espalda contra el sofá, muy cerca de mi cara.

-¿Qué hora es?-Digo.

-Las doce.

-Ah.

-¿Te puedo preguntar algo?

Se gira, y me mira fijamente. Me da un poco de miedo.

-Vale.

-¿Qué vas a hacer ahora?

-¿Cómo?

-Quiero decir… ¿Qué vas a hacer para sobrevivir? ¿Cómo te las vas a arreglar? ¿Te has dado cuenta en qué situación vamos a vivir a partir de ahora?

-No todo tiene que ser como en la ficción, puede que lo arreglen.

-Sí… seguro.

-¿Y tú que sabes?

-Está claro que si esto ha llegado a nuestro pueblo, todas las zonas de alrededor estén igual. ¿Cuál habrá sido la causa?

-No me importa. Simplemente quiero vivir.

-¿Cómo? Yo me he puesto un objetivo; Mantenernos a salvo, los dos. Si estás solo, no durarás mucho vivo.

Me callo y me giro, pero noto que Viento está sonriendo.

Decido intentarlo. Me giro y le sonrío. No todo tiene que ser tan malo después de todo.

-¿Cuánto crees que viviremos?

-Unos 90 años.

Me incorporo, miro al techo y sonrío.