miércoles, 5 de enero de 2011

Capítulo 2. Parte 10

Luna.

Como nos hemos parado, y parece que para bastante tiempo, me tomo el lujo de analizar uno a uno a mis compañeros.

Viento está agotadísimo, pero no parece afectarle, su ropa está más limpia que la mía, eso seguro. Nora parece no haberse echado una siesta en años, y Pura parece haber envejecido mucho en pocos minutos. Ella, por el contrario, sigue estando guapa, como si hubiera salido de la ducha, pero con el pelo perfectamente peinado. No me había fijado antes, pero lleva un uniforme escolar, con la faldita de cuadros, una camisa colocada de una forma bastante provocadora, y supongo que esas botas Dr Martens desgastadas no son del uniforme. Me gustan esas botas, con ese tono granate.

-Hazme una foto, te durará más-dice.

Repentinamente, abren una puerta de la limusina, y una voz nos ordena que salgamos inmediatamente. Sin embargo, no se ve nada. ¡Está todo a oscuras! Así que no puedo ver donde estamos. Oigo el ruido de una puerta abrirse delante de mí.

-Suban las escaleras y abran la puerta-dice una voz mientras se encienden unas pequeñas lucecitas fluorescentes que revelan una escalera bastante amplia.

Gracias a las luces, subimos sin problema.

Nos encontramos ante una gran puerta. Viento, que va primero, la abre.

La siguiente estancia es muy amplia, pero también está poco iluminada. Por lo poco que puedo ver, hay una mesa muy grande, con sillas a su alrededor. Todas ocupadas, menos cinco. ¿Quién es esa gente?

Viento me mira realmente asustado, como si esperase a que yo fuera a sentarme. De repente, Pura se adelanta y se sienta en una de las sillas. Concretamente en la del medio. Las sillas están casi en una de las esquinas, cerca de la posición presidencial. Los cuatro vamos a la vez. Yo y Viento nos sentamos a ambos lados de Pura. Nora se queda a mi lado y Ella se va con Viento.

La otra gente está tan confundida como nosotros. Aunque algunos, seguramente personas arrogantes y prepotentes, muestran indiferencia, e incluso chulería. Hay desde jóvenes, hasta mayores, pero creo que la más longeva es Pura. La pared opuesta a la mesa, es toda de cristal, así que se ve un paisaje de ciudad nocturna, lleno de edificios altos y rascacielos. Parece que estamos en uno, y muy alto.

Hay una plataforma delante de la cristalera. En la plataforma hay un hombre. O eso parece, porque su silueta es muy extraña.

Miro a Nora, realmente asustado. Unas luces se encienden lentamente, y puedo ver platos y cubiertos en la mesa.

Todos los que estamos sentados en la mesa nos quedamos mirando al hombre.

-Bienvenidos.


FIN DEL CAPÍTULO 2. TEMIS.

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