Mitología.
Ella no hace esfuerzos por disimular. Nos odia por alguna razón y su expresión lo demuestra muy bien. Será porque vamos por ahí como si esto fuera una fiesta. Creo que nuestras mentes aún no han asimilado la situación.
Mientras Nora cocina unas salchichas, Viento, Ella y yo tapamos las ventanas con tablones. La chica se muestra fría con todos, excepto con Viento.
-¿Cuántos supervivientes habrá en el pueblo?
Viento me mira y me dice que ha encontrado un quad en el trastero que hay en la parte de atrás.
-Mañana iremos tu y yo, para ver cómo ha quedado el pueblo.
Ya sabes… Nuestras familias… Aunque hayamos perdido a nuestros seres queridos no tenemos que amedrentarnos. Tenemos que ser fuertes.
Le miro profundamente y le digo la verdad.
-No voy a poder dormir esta noche. Prefiero tomarme este asunto de otra manera, como hace Nora.
Ella se acerca.
-Por lo menos sigues vivo. Por lo menos no correteas por las calles en busca de carne fresca y cartílagos. Toma-dice mientras me da el martillo- Ya he terminado. La Pirada ya ha terminado de hacer la comida. Mejor comer antes de que se enfríe ¿No?
Después de hablarme de esa manera, le acaricia la mejilla a Viento y se sienta en la mesa.
Me acabo la comida enseguida y voy corriendo al ordenador para comprobar señales de vida. Todo lo que encuentro son noticias sobre sitios de evacuación demasiado lejos de aquí. Conecto la cámara y empiezo a hablar.
“Me llamo Alexander, tengo 16 años y estoy en una cabaña de un bosque”.
Lo cuento todo. Toda mi experiencia, donde vivía. Hablo sobre viento, Nora, Ella… Pido a posibles, aunque imaginarios equipos de rescate que vengan a salvarnos. Doy todos los datos de mi posición e incluso mi número de teléfono.
Se ve que cuando estoy deprimido el tiempo pasa más rápido. Ya es de noche.
Estamos en el salón, solamente con una pequeña lámpara encendida, a penas podemos vernos las caras. Ella está sentada en una silla cerca del pasillo, lejos de nosotros. Viento y Nora están tumbados en el sofá, ya que hace bastante frío. Yo estoy sentado en el suelo, apoyado en el sofá y cubierto con una manta.
-Para ayudaros a dormir os voy a contar un cuento, exactamente un mito-Dice Viento.
-El Mito de Hipno.
¿Hipno? Hipno es la personificación del sueño y es hijo de Nicte, la noche, y Érebo, personificación de las tinieblas de los infiernos, ambos hijos del Caos. Es a su vez hermano gemelo de Tánatos, la Muerte.
Viento comienza a hablar haciéndose el interesante. Está clarísimo que se lo va a inventar todo.
Era una tarde fría en la antigua grecia y un joven corría descalzo por las calles de la polis. Le habían acusado falsamente de un crimen muy grave y toda la ciudad lo quería muerto. Le perseguían miles de personas.
En una bifurcación del camino encontró a un ángel que le salvó y le llevo a un bosque. En el bosque lucharon contra un leviatán.
¿Un leviatán Viento? Creí que te lo inventarías mejor, pero a ver dónde termina esto.
Tras derrotar al leviatán encontraron a una joven pastora a la que se le habían muerto todas sus ovejas por culpa del chupacabras.
No puedo evitar reírme.
Entonces, los tres decidieron unir fuerzas para derrotar a las fuerzas del mal. En una cueva encontraron a una sirena que estaba muy triste por la muerte de su hombre. Como estaba cegada por la oscuridad creyó que intentaban atacarla y se fue a la polis, donde la multitud que perseguía al joven la corrompió. No la volvieron a ver. Más tarde la pastora se quedó cuidando de otro rebaño, y los dos muchachos…
Viento cambió la voz, ahora sonaba mucho más serio.
…se salvarón.
-Buen intento-dijo Ella- La próxima vez procura que La Loca no se duerma.
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