Refugio.
Aquí está. Ante mí se alza la casa donde se supone que vamos a ocultarnos. La verdad es que me sorprende, porque me esperaba una cabañita cutre. Es parecida a un chalet rural hecho de piedra. Parece que tiene un pequeño ático en un nivel superior, pero por lo demás, es sólo una planta.
-Me encanta, es muy rústica-dice Nora con alegría.
-Me preocupa que deje de serlo cuando tapemos las ventanas con tablones de madera-digo.
A Viento se le ilumina la mirada, ya que adora los tópicos de las películas de zombies.
Cuando frenamos del todo la furgoneta, Viento baja primero e inspecciona la parte de atrás. Coge una caja de herramientas que nos van a servir de mucha utilidad.
-Creo que esta casa es lo mejor que nos ha pasado hoy. ¡El día ha sido una locura completa!
Nos acercamos con cautela hacia la puerta, ya que en cualquier momento podría aparecer un infectado.
Al llegar nos encontramos la puerta abierta.
-Raro-dice Nora.
Dentro está bastante oscuro a pesar de la luz que entra por las ventanas. Puedo distinguir un pequeño salón con un sofá, una mesa con sillas alrededor y un pequeño televisor. Al fondo de la reducida habitacón hay un escalón por el que se accede a un pasillo. El pasillo está totalmente a oscuras. No se puede ver nada.
-Buscad un interruptor o algo-les ordeno.
Avanzo un poco, pero tropiezo con algo del suelo, no consigo saber que es, porque Viento me agarra y dice de forma sarcástica:
-Mira bien donde pones tus pies.
Luego sonríe como un idiota, lo que me hace dar un suspiro de enfado y empiezo a ponerme mandón otra vez:
-A ver, ¡Tenemos que encontrar una dichosa luz ya!
Nora da un grito de alegría.
-¿Esto sirve?-pregunta mientras sostiene una linterna.
-¿Dónde lo has encontrado?
-Estaba encima de la mesa. Ay, no te pongas así, que das más miedo que un zombi…
-Nora tiene razón.
Me matan. En serio.
De repente se oyen golpes.
-¿Nora? ¿Paras ya?
-No soy yo, tonti.
-¿Entonces quién?
Los ruidos vienen del pasillo. Viento coge la linterna y se adentra en la oscuridad.
-¿Eh? ¡Eh!
Nora me agarra del brazo y me lleva al pasillo.
Viento está parado en medio. Lo único que se ve es el haz de la linterna.
Nora se queja del ruido, ya que está volviéndose más intenso por momentos. Es como una especie de golpes secos y fuertes, como si aporrearan madera.
Avanzamos paso a paso, despacio. Parece que por cada paso que damos, el dichoso ruidito aumenta.
El pasillo acaba en una puerta. Una puerta. Me va a dar un infarto, creo. Definitivamente aquello que produce el ruido está dentro.
-¿Abro?-Dice Viento
Nora y yo nos callamos. Viento abre.
Dentro hay una chica que está aporreando los muebles con un bate. Está realmente furiosa. Se queda mirándonos y dice de manera impertinente:
-¡¿QUÉ?!
FIN DEL PRIMER CAPÍTULO.
CAOS
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