Afilado.
Voy hacia la puerta, la empujo, pero no se abre. Está atascada, aunque seguramente la hayan atrancado a posta.
-No, no, no-esto es horrible.
El chico está sentado tan tranquilo en el bordillo de la acera.
Me apoyo contra la puerta y me quedo mirándolo. Es muy rarito, especial diría yo. Seguramente no tendrá muchos amigos.
-¿Cómo te llamas?-Le digo.
Se queda un momento pensando y su respuesta me hace reír por primera vez en todo el día.
-Viento.
Me enfado. ¿Qué pasa? ¿No se toma nada en serio o qué?
No aguanto más. Los zombies pueden llegar en cualquier momento y comernos, mientras unos estúpidos que están dentro de un edificio a salvo observan.
Golpeo la puerta y grito que no somos zombies, que estamos bien, y pido que nos abran.
Pasa un momento y abren la puerta. Viento llega hasta a mí y señala una pequeña cámara que hay en un lateral de la puerta. La puerta se abre muy poco y una voz masculina dice:
-Pasad.
Entramos. Parece que la policía ha hecho su trabajo. Las ventanas están cubiertas con maderos, como en las películas, y la puerta muy bien atrancada. Aunque no es que haya mucha gente. El hombre que nos ha abierto nos conduce hasta una pequeña sala donde hay un sofá parecido a los de las salas de espera de los hospitales.
-Esperad aquí-nos dice, y se va.
Me acuesto ocupando el sofá entero, y Viento se sienta en el suelo apoyando la espalda contra el sofá, muy cerca de mi cara.
-¿Qué hora es?-Digo.
-Las doce.
-Ah.
-¿Te puedo preguntar algo?
Se gira, y me mira fijamente. Me da un poco de miedo.
-Vale.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-¿Cómo?
-Quiero decir… ¿Qué vas a hacer para sobrevivir? ¿Cómo te las vas a arreglar? ¿Te has dado cuenta en qué situación vamos a vivir a partir de ahora?
-No todo tiene que ser como en la ficción, puede que lo arreglen.
-Sí… seguro.
-¿Y tú que sabes?
-Está claro que si esto ha llegado a nuestro pueblo, todas las zonas de alrededor estén igual. ¿Cuál habrá sido la causa?
-No me importa. Simplemente quiero vivir.
-¿Cómo? Yo me he puesto un objetivo; Mantenernos a salvo, los dos. Si estás solo, no durarás mucho vivo.
Me callo y me giro, pero noto que Viento está sonriendo.
Decido intentarlo. Me giro y le sonrío. No todo tiene que ser tan malo después de todo.
-¿Cuánto crees que viviremos?
-Unos 90 años.
Me incorporo, miro al techo y sonrío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario