domingo, 21 de noviembre de 2010

Capítulo 1. Parte 8.

Escapatoria.

Hay tres cosas de las que estoy completamente seguro. Primero, Viento es un ñoño. Segunda, una parte de él se muere por matar zombies. Y la tercera, yo deseo, de manera incondicional, irrevocable, implícita e infinita que siga vivo. Sin embargo, pienso que yo no duraré mucho, pero voy a intentarlo, intentando no ponerle en peligro a él.

Nora corre hacia nosotros y abraza a Viento.

-Estamos cerca de la salida de la ciudad-dice Viento.

-¿Crees que estaremos seguros en el bosque?

-Seguramente no habrá tanto muerto viviente por ahí no.

Hablando de muertos vivientes, los soldados se las han apañado bien, ya que ahora están ayudando a la gente y intentando curar a los heridos. Pero les resulta imposible reparar el vehículo.

-Vámonos de aquí-digo.

Nora y Viento me miran como si estuviera loco, pero creo que es mejor salir de esta ciudad infestada de zombies.

Corremos a toda prisa por las calles vacías. Viento lleva una escopeta en la mano y yo llevo dos pistolas, las otras armas se han quedado sin munición.

Tardamos poco rato en llegar a la salida de la ciudad. Más allá vemos una carretera que se introduce en un denso y oscuro bosque.

Es una locura, pero sigo creyendo que si salimos de la ciudad tendremos más posibilidades de sobrevivir que si nos quedamos.

Nuestros pasos se oyen mucho más fuertes cuando comenzamos a andar por la carretera que se introduce en el bosque.

-Me siento como en la Bruja de Blair-dice Nora.

Caminamos muy juntos, y nos sobresaltamos con cualquier ruido.

De repente, de entre los árboles aparece una persona arrastrándose sobre sí misma. Se arroja sobre Nora y dice:

-Ayúdadme.

Tiene mordeduras por todas partes. Nora le da una patada en la boca y sale corriendo a esconderse detrás de Viento.

Aparece una zombie de entre los árboles. Nos ve y emite un gruñido.

-Tiene hambre-digo.

Viento le dispara en la cara. Al hacer esto, el hombre empieza a sollozar y a gritar de manera horrible, como si estuviera agonizando.

No tenemos otra opción que dejarle ahí y seguir andando.

-Creo que por aquí habían casas, ¿No? Serían un buen escondite temporal.

Le miro. Tiene razón.

-Están un poco más adelante, pero tendremos que adentrarnos en el bosque.

-Llegaremos antes si corremos.

Parece mentira que en tan poco tiempo hayan pasado tantas cosas. Estoy agotado, y solo son las dos de la tarde. Eso me recuerda algo. No he comido nada.

Llegamos hasta un punto donde hay una pequeña señal de de madera que indica la dirección hacia una caseta del bosque.

El camino que tenemos que tomar es bastante siniestro.

De todas maneras, continuamos corriendo.

Vemos una furgoneta parada, pero no hay nadie en ella.

Entonces yo aprovecho la ocasión.

-Viento, ¿No te parece que iríamos más rápido en la furgoneta? ¡Tiene las llaves puestas!

-Mis habilidades de chofer profesional han aumentado considerablemente, así que, de acuerdo.

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