Llanto.
¡No quiero que me siga! No quiero que me vea llorando. El piensa que voy a ser fuerte, pero esto es demasiado para mí. Me meto en un callejón oscuro. Una mujer bastante grande se abalanza sobre mí, tiene la piel de la cara y el cuello totalmente desgarrada. No opongo resistencia, ya me da igual todo. Espero a que empiece a devorarme, pero en vez de eso, veo que Viento la levanta, le dispara en la cara, y la mujer cae al suelo.
Estoy sobre el suelo evitando mirarle a la cara.
-Si quieres ir solo, me da igual. Morirás antes.
Me levanto y le digo que lo siento.
De repente, un grupo de gente cruza la calle corriendo, abren una puerta de un garaje y se meten apresuradamente. Ni nos miran. Tiene que haber mucha gente atrincherada en sus casas. Espero que sea así.
-Deberíamos ir al supermercado, coger algo y escondernos.
-El problema será donde guardarlo.
De repente me acuerdo, mis llaves, mis libros, mi comida, mi dinero… todo está en mi mochila, y mi mochila está en un instituto lleno de zombies.
A Viento se le ocurre buscar un bolso o algo, o coger bolsas del supermercado. El supermercado está bastante lejos, así que empezamos a correr. Por ahora hay bastante calma en las calles, los zombies deben de haber arrasado ya esta zona, y seguirán por la zona del instituto.
Pero parece que haya pasado un huracán por la ciudad. Cristales rotos, mobiliario urbano destrozado, coches en llamas… Viento mantiene su arma en alto, pero yo estoy tranquilo.
Llegamos a una avenida bastante ancha. La atravesamos por el medio como si fuéramos los dueños, y entonces es cuando los vemos. Centenares de personas, que ya no son conscientes de nada, caminando hacia nosotros con un único propósito; comernos. Es imposible seguir vivo.
Estos no son tan lentos como los otros.
Cuando ya casi se nos echan encima, aparece un vehículo militar. El vehículo se coloca entre la horda de zombies y nosotros. Bajan unos cuantos hombres y abren fuego.
El estruendo es insoportable, incluso se oye como los cuerpos caen al suelo. No me esperaba que Viento me abrazara. Como si fuera a protegerme de algo. Una mujer con el uniforme militar nos hace subir al vehículo, a la parte posterior concretamente. Hay gente. Concretamente una pareja de ancianos y una chica que parece de mi edad. Su pelo es rubio oscuro, y sonríe de manera extraña.
-¡HOLA! Parece que nos vamos de viaje eh, ¿Dónde nos llevarán? Encantada de conoceros-dice mientras agita la mano de Viento-¡Lo que son las cosas! Y parecía un día tan tranquilo… Me llamo Nora, encantada de conoceros, otra vez.
Es demasiado… alegre. ¿No se da cuenta de la sangre y vísceras que hay por la calle?
-¿Cómo os llamáis?
-Me llamo Sombra, y este es Maquiavelo-dice Viento.
-¡Qué nombres más bonitos! Esta mañana estaba tan tranquila andando hacia el instituto, cuando unas personas se comieron a un gordo. ¡Pero Literalmente! No sabía donde meterme, y mira… cómo hemos acabado.
Nora mira a Viento y empiezan a entablar conversación, una conversación sin sentido, de la que me excluyen.
Va a ser un viaje muy largo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario