viernes, 28 de enero de 2011

Capítulo 3. Parte 5.

Nebulosa.

Deben de estar lejísimos, porque tardo una eternidad a llegar a Nora, con la cara cubierta por polvo y restos de tierra, me mira con expresión desesperanzadora.

Ella, sin embargo, se ha quedado apoyada en la barandilla. Abrumada, Nora deja cuidadosamente a Viento en el suelo, y se acuesta junto a él, intentando protegerse del frío.

Me acerco a la cara de Viento. Tiene los ojos abiertos de par en par. Unos ojos que contrastan perfectamente con el cielo nocturno.

-No grites-me dice.

-¿Qué ha pasado?-digo en un susurro.

-La primera prueba. Hemos sido aplastados por kilos de tierra y rocas-dice Nora.

¿Por qué sonríe? ¿A caso quiere que siga esta locura?

Pero sus ojos me transmiten paz. Hacen que me relaje totalmente, es inevitable. Todo ha pasado tan rápido, todo es tan extraño. Intento pellizcarme para comprobar si estoy soñando, pero eso es una tontería. Me siento al lado de Viento, y miro al cielo. La falta de luz me hace ver muchísimas estrellas, estrellas que posiblemente no habré visto en mi vida. No nos podemos permitir descansos, pero lo hacemos. Debemos escapar de este psicópata.

-Aquí estáis-dice una voz.

Me giro y veo a un hombre de mediana edad, sujetando una metralleta.

-¿Quién es usted?

-¿Qué importa eso? Vengo a sacaros de aquí.

Un apacible y largo silencio se corta con la voz de Pura, que acaba de aparecer.

-Tenemos que completar las pruebas.

-Señora, las “pruebas” son trampas mortales expresamente creadas para obtener carne humana. ¿Lo pilla? Para alimentar a los infectados y amansarlos.

No me lo creo. Es una estupidez. Pero el hombre parece ir en serio.

-Váyase de aquí y déjenos en paz.

-No lo entendéis. Dejadme que os lo explique desde el principio.

-Déjenos en paz, ¿No ve que ya hemos sufrido bastante?

-¡Callaos! Dejadme explicároslo o no tendré más remedio que dispararos.

-Adelante-le dice Viento en voz muy baja.

-El “señor” como se hace llamar, nos acogió a todos en su ático cuando ocurrió la catástrofe. Éramos un grupo muy grande Nos prometió cobijo a cambio de que trabajáramos buscando supervivientes. Pero resulta que se volvió loco cuando vio cómo se comían a su mujer y sus hijos. Suponemos que ya estaba desequilibrado antes, obviamente.

Tenéis que seguirnos, si queréis salir de aquí. Se ha encerrado en una sala a la que solo se puede acceder superando una de sus pruebas.

-¡Pero cómo ha podido montar todo esto!-le grito.

-¡Le hemos ayudado! ¡Nosotros no sabíamos nada!

- Se te nota demasiado que mientes-dice Nora, que se ha levantado y se ha puesto a mi lado.

- Tenemos que matar a ese hombre-dice Viento lentamente.

-¿Qué?

- Tenemos que seguir jugando, Alex. Tú no has visto cómo mataban a los que se han negado a jugar. Yo he sido el último de vosotros en entrar. ¿Después de todo lo que hemos pasado no quieres luchar? Si ahora simplemente te entregas, o te dejas llevar, nunca sabrás enfrentarte a los acontecimientos.

-¿Y en qué te basas para argumentar eso? ¿No sería mejor evadirlo?

No me he dado cuenta, pero Ella ha estado presente todo el tiempo e interrumpe el tenso silencio.

-Llévanos hasta él-le dice al hombre.

-Sigo creyendo que si lo dejamos pasar, lo superaremos con el tiempo.

-¿Y cómo quieres escapar de aquí?-Me dice enfadada.

Seguimos al hombre por un laberinto de salas y pasillos. Corremos grave peligro, no deberíamos de haber confiado en esta gente. Mi mente ahora está hecha un lío.

Nos detenemos ante una puerta.

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